Revisar con altos estándares las condiciones en que se encuentra esta característica cactácea que es protegida a nivel internacional, ha sido parte de las actividades de fiscalización que CONAF ha potenciado.
Hasta el sector de Apamilca, en Camiña, llegó el equipo de Fiscalización y Evaluación Ambiental de CONAF, con la finalidad de verificar el estado de las formaciones de cactus candelabro (Browningia candelaris).
La especie que históricamente ha sufrido la presión del hombre al ser extraída para fines combustibles, además como material de construcción, recolección de sus frutos y uso ornamental, es monitoreada por la Corporación con exhaustivos patrullajes terrestres, pesquisa que es apoyada con el uso de tecnología satelital y drones.
Juan Ignacio Boudon, explica que “esta cactácea presenta una escasa y evidente falta de regeneración y, lamentablemente, en nuestra región en los últimos años se ha visto perjudicada por la extracción del hombre para leña y otros fines que afectan su regeneración natural”.
Este cactus de tamaño arborescente puede medir hasta cinco metros, posee troncos muy espinudos que se angostan hacia arriba y se ramifican en la parte superior en hasta 50 ramas sin espinas. Justamente son estas ramificaciones que le confieren la apariencia de un candelabro y otorgan su nombre. Crece de forma natural en el altiplano, entre los 1700 a 3000 msnm, en condiciones de extrema sequedad.
Debido a su fragilidad está clasificado en categoría de conservación vulnerable, además de estar incluido en el Apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora Silvestres (CITES, según su sigla en inglés).
Además de las constantes fiscalizaciones en terreno, en CONAF explican que trabajan en la identificación y representación cartográfica de la distribución del cactus candelabro y otras especies con problemas de conservación presentes en el territorio regional.
“La información de localización servirá para focalizar las futuras actividades de fiscalización y obtener antecedentes más certeros gracias al uso de modernas plataformas satelitales como LEMU y Planet, donde se podrán procesar rápidamente las imágenes, ver su estado y determinar si presenta alguna alteración en la cubierta vegetacional producto de la acción del hombre, como cortas o extracciones ilegales que atenten contra la especie”, concluye Boudon.
Finalmente, desde CONAF extienden el llamado a valorar estas especies que, como en este caso, su presencia en nuestra región no se encuentra al interior de un área silvestre protegida, nos obstante, poseen un gran valor ecológico.