Alcalde de Colchane le pide a presidentes de Chile y Bolivia dar señales de trabajo en conjunto por el tema migratorio.

Para el alcalde de Colchane la migración irregular ha puesto en evidencia la dramática situación que afecta a los pobladores de la frontera de Chile y Bolivia, así como del desamparo en que se encuentran los migrantes irregulares. Por lo que urge, en especial a los mandatarios de Chile y Bolivia, a mostrar una señal concreta al mundo de que trabajan para mitigar el drama humanitario que se vive en el altiplano.
La sexta muerte de un migrante en territorio chileno y el caso de enfrentamientos armados entre migrantes en la frontera, impregnan la desesperación y la violencia que viven los habitantes alto andinos.
“Los acontecimientos hablan claro, los esfuerzos de Chile y Bolivia por frenar la migración irregular no son efectivos. Como lo hemos denunciado afectan tanto los derechos humanos de los pueblos originarios de ambos países, como los derechos humanos de los migrantes.
Las medidas de control como la militarización han demostrado su ineficiencia en el control migratorio. Solo se despliegan para reprimir a los Aymaras oriundos del territorio impidiendo su paso ancestral para proveerse de víveres y relacionarse entre ellos.
Para los ciudadanos de Chile y Bolivia que habitamos aquí hay una sensación de que el primer estado vende humo y el segundo hace la vista gorda.
El gobierno chileno juega con las estadísticas para decir que bajó el flujo migratorio, comparando el fenómeno de abril en el que en pocos días ingresaron miles de migrantes, con el flujo real del último año que va entre 40 y 70 diarios. Migrantes que ya no se autodenuncian por temor a la expulsión del país.
El gobierno boliviano no pone atajo en el sector de Desaguadero, en su frontera con Perú, que se ha transformado en un pasillo para el tráfico de migrantes en el continente. Tal vez piensen sus autoridades que es un problema de Chile y no de Bolivia. Pero los hermanos Aymaras de ese país nos hablan de la inseguridad en que viven y cómo las medidas restrictivas han empeorado su calidad de vida
Este es un fenómeno que hay que tratar de manera continental. Tanto en el norte como en el sur miles de migrantes de Latinoamericana y el Caribe desesperados por el hambre y la inseguridad están dispuestos a todo con tal de llegar a un lugar donde puedan tener oportunidades de una mejor vida. Ya es hora que los gobiernos dejen de actuar para la galería mostrando arrebatos de fuerza, deben trabajar y mostrar su trabajo a los ciudadanos para mitigar la migración irregular y sus efectos negativos en todos sus actores.
La aceptación colonial de la intervención política en nuestro continente es la gran responsable del drama humanitario migratorio que nos afecta. Si no se atiende esta mirada no se entenderá este fenómeno y las víctimas, los ciudadanos pobres, seguirán en aumento en cantidad y en la vulneración de sus derechos fundamentales.
Reitero el llamado a los gobiernos del continente a no esperar que esto se haga habitual, para que los medios dejen de fastidiarlos, aquí hay vidas humanas en juego. Hasta el momento no hay registro de niños muertos en la frontera, pero las temperaturas extremas del invierno altiplánico pueden cobrar la vida hasta del más preparado.
Nuestros mandatarios tienen la responsabilidad de la vida de estas familias y es hora de exigirles que trabajen en serio al respecto”.

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